Serpiente Precolombina (Cosmovisión de Culturas Originarias) En lengua Quechua se la llama Amaru y según las Culturas Precolombinas Andinas es una de las representaciones realizadas sobre cerámicos, rocas y textiles de mayor difusión; es el símbolo que representa a Pacha Mama (Madre Tierra), especialmente en el Noreste Argentino, creadora de vida, fertilidad y la buena cosecha. Amaru se halla en el Mundo Supremo (Hanan Pacha) como el símbolo Hatun Amaru, pero también en el Mundo subterráneo (Uray Pacha) como Sacha Mama. Es la representación de fuente u origen del agua: Yacu Mama y como símbolo funerario representada como Ashpa Machájhuay o serpiente de tierra. En el Mundo Terrestre (Kay Pacha) del día y la luz aparece como repetición cíclica y alternancia de las eternas polaridades: día- noche luz – sombra, malo – bueno, representada en forma bicéfala, también es la representación de la gran Serpiente Cósmica Solar que invierte su sentido bipolarmente, ya que se enrolla y desenrolla en direcciones opuestas, según se trate del Mundo Terrestre o del Mundo Subterráneo (el día se enrolla en la noche y la noche en el día, al igual que la alegría en la tristeza, salud en la enfermedad y la vida en la muerte. También se vincula a la serpiente en las urnas de la Cultura Santamariana como dadora del agua y la lluvia, en otras culturas precolombinas era interpretada a la serpiente como espíritu de los antepasados o del difunto, cuyo Doble o Alma era capaz de alojarse y salir de noche de las urnas funerarias.
Leyenda Andina de Amaru Amaru es una serpiente gigante que avanza con una cabeza bajo la tierra que devora lo que allí encuentra y la otra en el cielo que regurgita de acuerdo a lo que la otra traga. Esta creencia coincide con la costumbre de alimentar la tierra durante las ceremonias a Pacha Mama, para propiciar bienestar futuro.